Fuego y asentamientos humanos, las amenazas incansables del área de conservación Ñembi Guasu

  • Tras dos incendios históricos, la restauración plena del bosque llevaría entre 40 y más de 100 años, calculan.
  • Pese a que hay una pausa ambiental en curso, su cumplimiento es parcial.

Crédito: Gabriel Díez / Página Siete Plus Investiga.

Portada Ñembi Guasu
En 2019 la severidad de los incendios alcanzó un 77% en Ñembi Guasu.

TEXTO, VIDEOS Y ELEMENTOS MULTIMEDIA

GABRIEL DÍEZ LACUNZA

24 – 06 – 2022

DISEÑO

LOREN CARRI H.

EDICIÓN Y COORDINACIÓN GENERAL

CARLA HANNOVER

PROGRAMACIÓN

ENRIQUE CRUZ PUENTE

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El título de Área de Conservación e Importancia Ecológica (ACIE) le sirvió a Ñembi Guasu sólo cuatro meses. El 30 de abril de 2019 se consolidaron sus límites con una Ley y en agosto el fuego ingresó desde el norte para dejar una cicatriz casi insalvable. Ingresó con una furia única, recuerdan. Ahora, los investigadores consideran que en el mejor de los escenarios, en uno en el que ya no haya llamas de por medio, una restauración plena de Ñembi Guasu llevaría entre 40 y más de 100 años. Otra de las amenazas incansables en este sitio ubicado en Charagua, en el chaco cruceño, al sureste de Bolivia, son los asentamientos humanos. No hay tregua para la naturaleza.

“Yo me animaría a decir que son de 40 años para arriba…”, plantea el investigador Marco Aurelio Pinto, quien actualmente trabaja en el Museo de Historia Natural Noel Kempf Mercado de la ciudad de Santa Cruz. En otro análisis de perspectiva, el biólogo Heinz Arno Drawert apunta a un escenario temporal más extenso: “Mínimo 100 años…”

Ambos hacen sus cálculos apoyados en la literatura técnica sobre la restauración de este tipo de bosques y ecosistemas. El abayoy, una especie de vegetación característica de la zona y que abarca el 40% del área del Ñembi Guasu, según un diagnóstico en el que trabajaron Pinto, Arno y otros ocho especialistas, fue uno de los sistemas forestales más dañados por el fuego.

Luego del incendio de 2019 el fuego volvió en 2021 y la complejidad se vio también en agosto. Ese mes Ñembi Guasu registró 5.856 focos de calor según el Reporte de focos de calor trabajado por el Centro de Planificación Territorial Autonómica (CPTA) del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS). Un mes antes, en julio de 2021, ya se había alertado de 98 focos de calor en la zona.

En ese período de tres años se quemaron 9,4 millones de hectáreas en todo el departamento de Santa Cruz y se puso sobre la mesa del debate el vínculo del fuego descontrolado, la ampliación de la frontera agrícola y los desmontes con el denominado “paquete de leyes incendiarias”. De ese total de 9,4 millones de has, el 56% en promedio fueron áreas boscosas. La información corresponde al Observatorio del Bosque Seco Chiquitano de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC).

Respecto a la necesidad de conservación y replanteamiento de necesidades posteriores al fuego, el 9 de septiembre de 2021 se estableció desde el juzgado Agroambiental de Camiri una pausa ecológica. Pero, por distintos motivos, esta determinación judicial no se cumple al 100%. Entre las prohibiciones marcadas están las de hacer chaqueos, desmontes y habilitar terrenos en propiedades privadas y colectivas.

“Se está cumpliendo parcialmente, porque las presiones aún persisten…”, afirma el director de Áreas Protegidas del Gobierno Autónomo Indígena Originario Campesino Charagua Iyambae, José Ávila Vera. En respuesta, el ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Eber Rojas, dijo a este medio que pedirá a sus bases cumplir ese mandato. Un estudio inédito de Fundación Tierra elaborado por Alcides Vadillo y Agustín Moy indica que de 81 asentamientos con autorización en esta área de conservación 49 son de esa organización social.  “Hay que cumplir lo que dice la Ley, la norma…”, se compromete Rojas.

En Ñembi Guasu están en alerta permanente por el fuego y la posibilidad de nuevos asentamientos. Pero no se trata de amenazas solo a la flora y fauna. El lugar es también el hogar del pueblo ayoreo, pues existe en la zona un grupo que está en aislamiento voluntario.

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