Los Goran, el nexo de la mafia de los Balcanes en Bolivia

Rostros en la identificación de Goran Popovic (Izq) y Frederick Goran Stavric (Der) y los escenarios donde fueron ejecutados.

Autor

CARLOS QUISBERT

27 – 02 – 2023

DISEÑO

ANAHÍ ESCOBAR

EDITORA WEB Y DE CONTENIDOS

CARLA HANNOVER

PROGRAMACIÓN

ENRIQUE CRUZ PUENTE

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27 – 02 – 2023

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Dos peligrosos delincuentes prófugos de la justicia de Serbia, con órdenes de captura internacional por narcotráfico, tráfico de armas, homicidio, secuestro y atracos, resultaron asesinados por sicarios bolivianos en Perú y Bolivia en julio de 2014.

La pérdida de un cargamento de droga en Chile, valuado en 60 millones de dólares y la ejecución de los dos serbios encargados de esa mercancía, a manos de dos sicarios bolivianos, es el indicio que revela la presencia de la mafia de los Balcanes en Bolivia desde antes de 2014.

Con un modo de vida reservado y poco ostentoso, por su formación militar y bajo identidades falsas, los miembros del denominado “Grupo América” mantienen un bajo perfil para no despertar sospechas sobre los negocios montados para el lavado del capital ilícito de sus actividades.

Abogados y policías bolivianos que se toparon con casos que involucran los intereses de estos extranjeros, en entrevistas para este reportaje, contaron que los miembros de estas organizaciones criminales, que en su mayoría, proceden de Serbia, tienen como base de operaciones la ciudad de Santa Cruz y se mueven en círculos de confianza muy exclusivos. Tienen un entorno personal con los contactos necesarios para que les organicen su alimentación, vestimenta, vivienda, transporte, las reuniones de negocios y su vida nocturna.

Portales especializados sobre el crimen organizado, como InSight Crime y el Proyecto de Reporte de Corrupción y Crimen Organizado (OCCRP) que han rastreado la actividad del “Grupo América”, describen a sus miembros como disciplinados, pero radicales al momento de tomar decisiones por ser exmilitares que optaron por el crimen en medio de las convulsiones sociales que se viven en los países de los Balcanes.

La presencia de sus miembros en Bolivia tendría como fin el reducir los costos para organizar el traslado de cargamentos de drogas desde Colombia, Ecuador y Perú hacia puertos en Chile, Brasil, Paraguay y Argentina, que tienen como destino final, primero África y luego Europa.

El puente aéreo es el sistema más conocido y rentable para el traslado de su mercadería, por medio de avionetas que en algunos casos llegan a cargar media tonelada de paquetes.

Para el exministro de Gobierno, Carlos Romero, esa estrategia involucra resguardo armado, cobertura policial, complicidad de los operadores del control aéreo y abogados que, entre trámite y trámite, crean una enrevesada coartada que impide dar con los financiadores.

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Exmiembros de Interpol Bolivia y exfuncionarios de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que pidieron mantenerse en el anonimato, advirtieron que debido a la agravada corrupción al interior de la Policía, la Fiscalía y tribunales, los emisarios de la mafia de los Balcanes aún no fueron identificados como parte de una organización criminal internacional.

“Mis clientes vienen y se sientan en esa silla, donde está usted, y me dicen: ‘lo matamos porque nos debía plata, (la víctima) nos debía de dos toneladas de droga que se acumularon de pedidos pequeños que le entregamos’. Me explicaban que en lugar de pagar un millón (de dólares) el tipo venía con 600 mil (dólares) y les prometía que con el siguiente cargamento completaría el pago”, relató el abogado R.R., quien tiene entre su cartera de clientes a varias personas involucradas en el negocio del narcotráfico.

R.R. afirma que los casos en los que los intereses de estos extranjeros se vieron involucrados, como las ejecuciones cometidas por sicarios o la incautación de cargamentos de droga, los funcionarios policiales bolivianos se enfocan en resolver el crimen del momento y evitan hacer investigaciones más profundas, que generen bases de datos que ayuden a relacionar e identificar la estructura y los negocios del narco.

El también abogado y diputado nacional, Marcelo Pedrazas, de Comunidad Ciudadana (CC), considera que de manera premeditada la Policía Boliviana se limita a presentar a los presuntos sicarios o señalar que los buscan y que, aunque siempre se menciona que los posibles móviles de esos crímenes es el ajuste de cuentas entre narcos, estos nunca son esclarecidos. Finalmente, las investigaciones se detienen con uno o dos involucrados enviados a la cárcel.

Reporte del portal serbio Rudar 7 sobre el asesinato de Goran Popovic en Santa Cruz, en 2016.

Cobertura policial

“Muchas veces hemos encargado investigaciones que no siempre se desarrollaban bajo nuestras expectativas, por ejemplo, un mecanismo de lavado de dinero (del narco) es la importación de autos, pero las investigaciones (policiales) han sido muy parciales. De forma extraoficial sé que hay 30 casas clandestinas (de juegos de azar en Santa Cruz), en mi gestión (2016 – 2019) hubo problemas porque tenían cobertura policial y cuando se intervinieron había problemas con la Policía”, afirmó el exministro Romero.

Confirmó que durante su gestión los organismos de inteligencia no presentaron informes enfocados en la identificación de ciudadanos de los Balcanes, o datos que le hayan señalado que estos extranjeros están involucrados en organizaciones criminales internacionales. Asimismo, confirmó la infiltración entre miembros de la Policía Boliviana, que permitieron que varios narcos extranjeros vivan en el país sin temor a ser detenidos.

Los narcos caídos

De acuerdo a notas de medios serbios, Frederick Goran Stavric pasó 24 de sus 41 años viviendo en cárceles o prófugo por delitos como tráfico de armas, asesinato y narcotráfico. Nacido en Bélgica en 1974, se nacionalizó en Serbia. Pese a su frondosa experiencia criminal y el alto rango que tenía al interior de los grupos de la mafia de los Balcanes, el 6 de julio de 2014, Stavric, que vivía en Perú bajo la identidad falsa de “Nicola Bonavia Wong”, fue una víctima fácil para el sicario boliviano, Diego Rivera Landivar, quien esa fecha había cumplido 28 años y no tenía antecedentes delictivos en sus registros.

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Según los detalles brindados por la Policía de Perú, luego del crimen, se estableció que el joven sicario viajó desde Santa Cruz, Bolivia y sorprendió a Stavric y a su socio croata, Igor Mikola, desprevenidos y a su merced sentados en una mesa del McDonald’s ubicado en el residencial barrio de Miraflores en Perú. Allí, Rivera sacó una 9 milímetros y acabó con la vida de Stavric con cinco disparos.

Mikola, esa fecha con 42 años, al margen de ese crimen, era buscado por la Interpol por una condena de asesinato que tenía pendiente en su país. La noche del asesinato de Stavric logró huir, pero debió entregarse a la Policía peruana al día siguiente, porque temía por su vida. Mikola y Stavric tenían identificaciones falsas y cuentas pendientes en sus países de origen.

El socio en Bolivia

Ocho días después, al otro lado de la frontera, el 14 de julio, un socio de Stavric también sería asesinado. Otro sicario boliviano sorprendió sentado al interior de un centro de internet a un exmilitar boina roja, croata y prófugo por el delito de secuestro en Serbia, Goran Popovic. El hombre de 39 años murió con tres disparos en la cabeza, el crimen fue grabado por una cámara de seguridad y en el lugar del hecho se colectó la identificación falsa con la cual el extranjero se manejaba en el país: David Eterovic Melgar.

Los sicarios bolivianos

En el caso del asesinato en Perú, Diego Rivera, pese a ser rápidamente identificado por la Policía de Perú y que dos de sus cómplices peruanos fueron capturados, logró salir de ese país y regresar sano a su natal Santa Cruz. No se supo más de él hasta el 4 junio de 2019, cuando sorpresivamente la Policía Boliviana atendió un caso de secuestro.

Se trataba del caso en el que un grupo liderado por un extranjero apodado “el ruso”, tuvo cautivo por más de 50 días a Mauricio Rivera, hermano del sicario. El móvil del secuestro era precisamente presionar a la familia para que entreguen a Diego y cobrar venganza por el asesinato de Stavric, cinco años antes.

Sin embargo, Mauricio Rivera, que estuvo secuestrado desde el 15 de abril de ese año, protagonizó un rescate cinematográfico, pues logró enviar un papel con mensaje al interior de un calcetín con una piedra hacia el techo de la casa vecina de donde estaba cautivo, donde un albañil lo leyó y llamó a la Policía, la que realizó un operativo y logró detener a tres de los raptores, pero no al “ruso”, quien logró fugar. Asimismo, Diego Rivera logró mantenerse fuera del alcance de los secuestradores y de la Policía.

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Fue hasta dos años después, en 2021, que finalmente Diego Rivera fue capturado en Santa Cruz y en seguida la Policía Peruana pidió su extradición para juzgarlo por el asesinato de Stavric, según confirmó la Fiscalía de Santa Cruz.

Deudas con el narco

Sobre el asesinato de Popovic, casi tres meses después de su muerte, el 27 de octubre de 2014, un juez envió a la cárcel a Leonardo Vaca Diez Gentile, imputado como el principal sospechoso y autor intelectual y material del crimen. Con esa detención, el “Choco” Vaca Diez, conocido como un empresario dedicado al lavado de dinero del narco, cumplía su segundo encarcelamiento por un delito de asesinato.

Años después, en febrero de 2021, Vaca Diez volvería a ser detenido, esa vez acusado nuevamente de ser el autor intelectual del asesinato del presidente del club de futbol profesional, Blooming, Lorgio Saucedo.

El historial delictivo de Vaca Diez (actualmente detenido en el penal de Palmasola, sentenciado por un cuarto caso de asesinato) es casi tan extenso como su flujo migratorio, con salidas a Europa, Panama, Brasil, Paraguay, Chile y Perú entre varios países, según los datos de la Fiscalía de Santa Cruz.

Precisamente, una de las salidas de Bolivia hacia Perú, en 2014, cuando fueron asesinados Stavric y Popovic, coincide con el decomiso de tres toneladas de droga boliviana por parte de la Policía de Chile en el operativo “Capricornio”. El cargamento estaba valuado en 60 millones de dólares. Los medios de comunicación serbios relacionaron las muertes de ambos criminales con ese golpe al narcotráfico, debido a que supuestamente Stavric y Popovic eran los responsables de dicha mercancía.

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Según las declaraciones de la novia, el chofer y otro empleado de Popovic, insertos en el cuadernos de investigaciones del Ministerio Público, tres meses antes del crimen, Popovic viajó a Perú para dar encuentro a Vaca Diez, quien había llegado desde España con 170.000 dólares, pero que al momento de ingresar a ese país, fue requisado por las autoridades aduaneras, quienes le confiscaron $us 140.000 y solo le permitieron retirarse con $us 30.000.

En esa fecha, según los datos de la investigación en Bolivia, se tenía planificada una reunión entre Stavric, Popovic y Vaca Diez para la entrega del dinero, destinado al pago de una deuda con un cártel colombiano. Este medio verificó que, al momento, la investigación por el asesinato de Popovic está estancada, con cinco imputados. Vaca Diez tendría a su favor un sobreseimiento.

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